Saltar al contenido

Aniversario de la toma del poder: ¡No nos olvidemos de Afganistán!

Cuatro años después de la toma del poder por los talibanes, la situación humanitaria y de derechos humanos en Afganistán es catastrófica. Millones de niños sufren hambre, explotación y falta de educación. Quienes han luchado por la libertad y la democracia viven en constante peligro. Las mujeres y las niñas se ven sistemáticamente privadas de sus derechos. 

Tras la retirada de las tropas internacionales, se prometió protección y apoyo a la población afgana. Sin embargo, hoy vemos que estas promesas apenas se han cumplido: Afganistán está siendo abandonado —explica Joshua Hofert, miembro de la junta directiva de terre des hommes . La drástica disminución de la ayuda internacional agrava aún más las dificultades de los niños y las familias. Nuestros proyectos de ayuda también carecen cada vez más de recursos. La situación se ha vuelto potencialmente mortal para muchos niños y familias. 

Según UNICEF, más de 3,5 millones de niños menores de cinco años en Afganistán padecen desnutrición aguda; 900.000 de ellos, tan grave que sus vidas corren peligro. Muchos padres no ven otra opción que enviar a sus hijos a trabajar o casarlos prematuramente para que puedan sobrevivir.

La situación se agrava aún más por las deportaciones masivas: según ACNUR, en 2025, aproximadamente 2,1 millones de afganos ya habían regresado de Irán y Pakistán o habían sido deportados a Afganistán. Las estructuras, ya de por sí insuficientes, para recibir a los retornados están ahora completamente desbordadas. En muchos lugares, el suministro de alimentos, agua potable y asistencia médica, así como la protección de los niños contra la violencia, la explotación y otros peligros, no están garantizados.


La situación es particularmente peligrosa para los activistas afganos de derechos humanos y los ex empleados locales de organizaciones alemanas. Algunos de ellos han recibido la promesa de ser admitidos en Alemania. Confiando en esta promesa, muchos vendieron sus pertenencias y abandonaron el país rumbo a Pakistán. Sin embargo, el gobierno alemán ha suspendido las admisiones. Desde entonces, alrededor de 2.300 personas, en su mayoría mujeres y niños, han quedado atrapadas en Pakistán a pesar de la promesa de Alemania de admitirlos. Si no son trasladados rápidamente a Alemania, se enfrentan a la deportación a Afganistán, donde sufren tortura, malos tratos y otras graves violaciones de derechos humanos, como confirma un informe reciente de la ONU .

El gobierno federal debe cumplir su promesa de aceptar refugiados; cualquier otra cosa sería un incumplimiento con consecuencias dramáticas para los afectados. Miles de personas se encuentran en grave riesgo, incluyendo exempleados de los proyectos de Terre des Hommes que han luchado por los derechos de los niños y las mujeres. De lo contrario, perderán su última esperanza de protección, explica Joshua Hofert.