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Infancia sin explotación

Pakistán

Protección contra el trabajo infantil: educación para niños desfavorecidos


En Karachi, la organización “SPARC” apoya a niños que se ven obligados a trabajar en las peores condiciones de dependencia: como empleados domésticos y ayudantes de limpieza, en fábricas de camarones o como vendedores ambulantes.

Me gusta la escuela. Tengo muchos amigos allí y jugamos mucho. Me alegra que las cosas hayan cambiado. Y que ya no tenga que trabajar.
Usman

Usman tiene ocho años. Durante dos años, tuvo que trabajar como empleado doméstico para el dueño de una fábrica de camarones. Sus hijos podían ir a la escuela, pero a Usman no: sus padres dependían de su salario para mantener a la familia. 

Usman y su familia provienen de la "Colonia Machar", el barrio marginal más grande de Karachi. Aquí viven aproximadamente 700.000 personas: algunas son refugiadas de Afganistán, pero la mayoría son bengalíes cuyos padres o abuelos huyeron de lo que hoy es Bangladesh. La mayoría no tiene derecho legal a residir en el país. Su situación económica es, en consecuencia, precaria: muchos niños se ven obligados a traer dinero a casa antes de tiempo. Pelan camarones, venden productos en la calle o trabajan en hogares de familias adineradas. 

Y hay casos donde los niños corren un riesgo mucho mayor que el de Usman: en los últimos 15 años, los medios de comunicación han informado sobre al menos 140 niños que fueron abusados, violados o asesinados. Dado que las familias están a merced de sus empleadores sin protección legal y solo unos pocos casos los denuncian, el número de casos no denunciados es mucho mayor. 

Protección y perspectivas 


Para proteger a los niños y ayudarlos a escapar de la pobreza y la explotación, Terre des Hommes trabaja con varias organizaciones asociadas locales: "Obun2", que realiza trabajo político para la protección infantil; "DevCon", que abre un futuro más allá de la explotación, especialmente para las niñas; y "SPARC", que trabaja principalmente con niños refugiados. 

Los trabajadores sociales de SPARC colaboran con las familias para encontrar oportunidades de ingresos más sostenibles para los adultos, lo que a su vez permite que los niños asistan a la escuela. La organización proporciona materiales escolares y repara aulas. SPARC también mantiene dos centros de capacitación donde, entre otras cosas, más de 450 jóvenes ya han completado cursos de informática. 

El trabajo del proyecto está teniendo un impacto: con la ayuda de SPARC, exactamente 1636 niños ya se han matriculado o reintegrado a la escuela. Esto incluye a Usman, quien por fin empieza primer grado: "Hago todo lo posible por sacar buenas notas. Quiero ser Boy Scout para poder trabajar como policía más adelante". 

02.09.2025